ARCOIRIS VERACRUZANO



Por Cirilo Rincón


Parece que fue ayer, y sin embargo han transcurrido más de tres años desde que la voz del pueblo -Vox dei- entregó el poder ejecutivo veracruzano a la mejor opción electoral del 2004.

Quienes creímos desde siempre en este proyecto, jamás dudamos que ese formidable constructor, que no destructor, atracaría con bien en los muelles de Veracruz.

Así, la noche del 5 de septiembre de ese año, cálida, larga y silenciosa vio pasar las horas y las comisiones municipales y distritales electorales veían llegar las urnas con resultados que a más de alguno hicieron morder las uñas. Así, en esta suerte de vencidas, por los resultados parciales que anunciaba el Programa de Resultados Preliminares del Instituto Electoral Veracruzano, al fin la balanza se inclinó ante el peso electoral de la Fidelidad, no así con los otros poderes.

Por primera vez en su historia el PRI perdía el control del Congreso del Estado y ganaba solo en 71 municipios; por cierto, los de menor cuantía en términos de presupuesto y peso político; así el estado de Veracruz amaneció pintado de azul y todo parecía indicar que la entidad entraría en crisis de gobernabilidad.

La experiencia que le dio al Lic. Fidel Herrera Beltrán haber navegado 18 años en las procelosas aguas de la concertación política en las cámaras de Diputados y de Senadores, otros más en la Secretaría de Gobernación y en diversos puestos administrativos de alto relieve le permitieron bordar fino los delgados hilos que mueven a los gruesos intereses de los partidos políticos y de todos los sectores de la sociedad. Así, en un ambiente de absoluta tolerancia y trabajo, incansable trabajo cotidiano, empezaría a construir los nuevos escenarios para poner a Veracruz en la ruta de la unidad y del crecimiento.


Tres años después la máxima, atribuida al filósofo de la política nacional Don Jesús Reyes Heróles, aconsejaba a los escépticos “no adivinar lo que se tiene que saber”, y tenía razón.

El 2 de septiembre de 2007 la geografía veracruzana adquiría una nueva crestomatía, el trabajo de puertas abiertas y la itinerancia del Gobernador por todo el territorio veracruzano, hizo posible lo que muy pocos creían: unir todos los colores del arcoiris político en uno, solo que es, a propósito, el color dominante de la bandera de nuestra patria chica: el blanco.

Así es que ahora, todos a trabajar en los 212 ayuntamientos, sin odios y sin rencores; se acabaron los dimes y diretes de campaña, las impugnaciones, los colores partidarios y las fantasías trasnochadas de poderes fácticos de otros. Ahora, es tiempo de trabajar en equipo todos, por Veracruz, cuando estamos más que seguros que lo mejor esta por venir, así lo ofreció el Gobernador Fidel Herrera Beltrán.

Es todo.